CULTURA
Su Gente: Al sur
del estado, se localizan varios grupos indígenas, destacando el
grupo étnico guahibo, cuyas comunidades se ubican en las riberas
de los ríos Capanaparo, Cinaruco y Meta, y en menor proporción
se localizan comunidades Cuivas, Puménes, Capuruchanas.
Artesanía:
El pueblo apureño conserva tradiciones importantes en el quehacer
diario. Una de ellas es el trabajo artesanal elaborado con técnicas
heredadas de antepasados indígenas y que utiliza los propios recursos
de la tierra. Variados son los materiales que se
emplean en tales confecciones:
1. el cogollo de palma sabanera
2. el cogollo
de moriche
3. la arcilla
4.semillas
5. madera
6. cuero
7.guaruras
8. azabache
La mayor parte de la artesanía
apureña es realizada por grupos indígenas de la región,
cuya intención primaria es la producción como medio de subsistencia
para satisfacer sus necesidades vitales. Es
así como se han dado a conocer las tinajas y budares de Guachara
(Fruta de Burro), los chinchorros de San Fernando (en la cárcel
de la ciudad), los sombreros de bora de San Rafael de Atamaica, y otros.
El grupo de indígenas
ubicado en Guachara y perteneciente a la etnia Yaruros de la comunidad
Fruta de Burro, elabora artículos en su mayoría de arcilla,
la cual procesan siguiendo las técnicas más primitivas.
Entre sus producciones se cuentan móviles, jarras, floreros y tazas.
Además de dicha materia prima, los indígenas utilizan la
corteza de árboles para construir curiaras, bongos y canaletas
como medio de transporte para desplazarse a través del río.
También trabajan la madera pulida para fabricar piezas de uso diario
como vajillas y juegos de tornos.
Folklore:
La música es la máxima representación folklórica
del pueblo Apureño. Entre la música más representativa
de la región se encuentran:
1.Los golpes: un
estilo de canto llano, con casi ninguna variación en el ritmo,
mas no así en la melodía.
2.Los pasajes: constituyen
la música romántica del llano, en la que el cantante expresa
sus sentimientos por el ser amado o por la tierra llanera.
3.Las tonadas: canto
de acompañamiento al ordeño, al arreo o a cualquier otra
actividad de la vida cotidiana del llanero. La expresión de la
tonada viene dada de acuerdo con el estado anímico de la persona,
quien improvisa versos a capella y muchas veces con sentimientos de
añoranzas.
4.El contrapunteo: definitivamente
constituye la expresión musical por excelencia de esta región.
Se presenta cuando dos cantantes deciden improvisar versos tratando
de demostrar la gallardía ante el adversario.
Junto a la música viene
la danza. En noches de fiesta llanera irrumpe el bordonear del arpa,
el repiquetear del cuatro y la risa de las maracas, y comienza así
el joropo, expresión dancística que entre zapateos y escobilleos
(forma de baile típica) se aúna al canto y a la ejecución
instrumental para dar testimonio vívido del sentir llanero.
Historias: En Apure, como parte del folklore
local, cobran vida los mitos y leyendas que surgen a medida que se viaja
por las extensas llanuras. Al detenerse en casa de cualquier lugareño
se pueden conocer las interesantes historias de muertos y aparecidos
como la Sallona o la Llorona, el Silbón, la Bola de Fuego, el
Espanto del Troncón, Florentino y el Diablo y tantas otros relatos
orales cautivantes.
Joropo: Aunque
desde hace mucho tiempo es una música que se interpreta en todo
el país, Apure se presenta ante los ojos de los venezolanos como
la tierra por excelencia del joropo. La música típica
del apureño es el joropo y Apure es probablemente el territorio
más cantado, celebrado y mencionado en las grandes composiciones
que definen el género.
El joropo se interpreta básicamente
con arpa, cuatro y maraca, más la voz. Sin embargo, en Barinas,
Portuguesa y en parte de Apure no se usa el arpa sino la bandola En
Apure el joropo ha alcanzado momentos de esplendor en figuras como Ignacio
"Indio" Figueredo, Adilia Castillo, Eneas Perdomo, Juan de los Santos
Contreras (El Carrao de Palmarito) y muchos mas. Todos los años,
en la población de Elorza, se realizan unas fiestas, ya legendarias
por la canción "Fiesta en Elorza" donde el joropo cobra vida
y el contrapunteo recuerda una vez más una tradición que
se remonta al siglo XVII, y remite a viejas canciones y bailes españoles.
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